Sánchez se encastilla, cierra la crisis expulsando a Ábalos y Cerdán y reta a Feijóo a una moción de censura

«Son las cinco y no he comido». Después de retrasar casi tres horas su comparecencia en Ferraz, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, da por cerrado uno de los mayores escándalos por corrupción de la democracia con la expulsión de sus protagonistas, José Luis Ábalos y Santos Cerdán; haciendo de menos al tercer implicado, Koldo García («no era un hombre de mi confianza»), y retando al Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo a presentar una moción de censura. Se acabó.

Sánchez se ha encerrado en La Moncloa y desafía a cualquiera que quiera a que le saquen de ahí. De manera democrática, solo hay dos formas: a través de una moción de confianza o de censura. El presidente del Gobierno todavía no ha descartado del todo la primera, de hecho este lunes comenzará los contactos con sus socios de investidura (el primero, Sumar) para saber si la puede ganar. Si es factible, la presentará; si no, olvídense, puesto que es única prerrogativa del Gobierno.

Respecto a la segunda, solo el PP tiene escaños suficientes para presentar una moción de censura que quitaría a Sánchez para situar a Feijóo como presidente. Pero el socialista es muy consciente de las necesidades de sus socios de gobierno y los intereses del resto de grupos de la Cámara. Y lo ha hecho de una manera cuanto menos desafiante: «Si me permiten un consejo, que tanto el señor Feijóo como el señor Abascal presenten esa moción de censura cuanto antes. Porque después del verano a lo mejor empiezan a sucederse las resoluciones de muchas de las causas que tienen al PP pendientes y entonces se verá quiénes son los delincuentes de verdad».

Es más, Sánchez ha exclamado en clara referencia a la oposición que «lo democrático no es hacer dimitir al rival con algunas verdades y muchas mentiras impulsadas por una coalición de lobbies oscuros», sino atreverse a utilizar la moción de censura.

El también secretario general del PSOE circunscribe el que ha denominado 'caso Koldo' al «engaño» de tres personas. Este mismo lunes, se ha determinado la expulsión de José Luis Ábalos al cerrar el expediente que llevaba 14 meses abiertos; y Santos Cerdán ha presentado su renuncia al escaño y ha pedido la baja de militancia. A perro muerto, se acabó la rabia.

Una comisión colegiada dirigirá el partido hasta que se reúna el Comité Federal el próximo 5 de julio en Madrid. Las cuatro personas elegidas son la presidenta del partido, Cristina Narbona; la gerente, Ana María Fuentes; la secretaria de Trabajo, Economía y Social y Trabajo Autónomo, Montse Mínguez y el secretario de Acción Democrática y Transparencia, Borja Cabezón.

Con esto, se cierra la crisis. Sánchez ha defendido que el PSOE es una organización «limpia» y ha limitado la corrupción a «unos pocos», por lo que ha proclamado que «no hay dudas». El Gobierno de coalición va a «continuar con la labor de avances sociales». Ni pensar en adelantos electorales: «Las elecciones son cada cuatro años, así ha sido y así seguirá siendo», ha zanjado.

Tampoco habrá crisis de Gobierno al descartar cambios en el Ejecutivo. Circunscribe el asunto al partido, a pesar de afectar a contrataciones públicas. Pero Sánchez está más allá: «No vamos a romper la estabilidad de un gran país como es España, que vive uno de sus mejores momentos de las últimas décadas, para ponerlos en manos de la peor oposición que ha tenido la historia democrática de nuestro país, en manos del señor Feijó y del señor Abascal», ha justificado jefe del Ejecutivo.

Y antes de que le conteste la oposición, Sánchez les ha puesto los deberes: expulsar a Díaz Ayuso y a Mazón por la gestión durante las muertes en residencias en la pandemia o por los fallecidos en la dana.

Con esto, el «capitán» Sánchez considera que ha hecho lo que tocaba: «Tomar el timón, capear esta tormenta y tomar las medidas necesarias para recuperar la confianza de los españoles en el PSOE».

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