Investigadores de Alicante y Japón revolucionan el almacenamiento del metano

El trabajo conjunto entre Alicante y Japón revoluciona la ciencia. Investigadores de ambos continentes han desarrollado nanoválvulas de grafeno capaces de almacenar grandes cantidades de metano a presión atmosférica y temperatura ambiente.

Este hallazgo, de un grupo de de investigadores de las universidades japonesas de Shinshu, de Nagasaki, y la de Chiba, de la Universidad de Alicante; ha sido publicado en la prestigiosa revista 'Nature Energy'.

Con este invento, se erradican los actuales inconvenientes «en términos de seguridad, conservación de energía, coste económico y complejidad» que conllevan las tecnologías basadas en gas a presión o gas licuado para almacenar el metano en dichas condiciones.

Así, los investigadores alicantinos y japoneses han revolucionado la conservación de esta fuente de energía limpia. Y no solo eso, son que hacen frente a un importante desafío ambiental.

La solución a dicha problemática ha pasado por el diseño de «nanoventanas finas de grafeno depositadas sobre la boca de entrada de los poros de un material de carbón activado de alta superficie», explica el catedrático de Química Inorgánica de la UA y uno de los autores del artículo, Joaquín Silvestre.

Estas nanoventanas tienen la peculiaridad de que incrementan su movilidad con la temperatura, de tal manera que se pueden abrir o cerrar a demanda mediante ciclos térmicos. «Esto permite abrirlas a 200 °C, cargar el sistema de cavidades con metano y, posteriormente, enfriarlo y dejarlo almacenado a temperatura ambiente hasta su uso», detalla Silvestre.

Aprovechando el elevado potencial de adsorción de metano en las cavidades del material de carbón, «esta aproximación permite almacenar cantidades cercanas a 190 v/v (porcentaje volumen por volumen) bajo condiciones más suaves de presión y temperatura, y sin que exista riesgo de fuga de metano en el tanque de almacenamiento», advierte el experto de la UA en el diseño de materiales porosos para aplicaciones energéticas y medioambientales.

El gas natural, compuesto principalmente de metano, se transporta a nivel mundial, bien a través de gaseoductos donde el gas es transportado a altas presiones o, en el caso de grandes distancias, en forma de líquido (metano licuado a -162 °C) utilizando buques metaneros.

«El hecho de que el metano sea la segunda fuente de energía más limpia después del hidrógeno está provocando que su demanda se esté incrementando constantemente, y obliga a desarrollar tecnologías de almacenamiento más seguras y eficientes», apunta el catedrático de la UA.

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